Cuando
hablamos de nuestros perros estos términos muchas veces se confunden. Muchas
veces se oye a la gente decir “contraté a un adiestrador porque se portaba
fatal” o “llamé a un adiestrador porque mi perro tenía miedo de todo”.
En cierto
modo es normal que ambos términos se solapen y normalmente un educador también
será adiestrador. Para mi la diferencia es que todo perro debe estar educado
pero no necesariamente adiestrado. El adiestramiento puede ser una herramienta
útil durante la educación de tu perro, sobre todo si ya tienes algún problema de
conducta, pero no debería ser imprescindible.
Educamos
cuando enseñamos las normas de casa, cuales son los comportamientos que
consideramos aceptables y cuales no.
En el
adiestramiento se les enseñan a los animales unas habilidades concretas,
normalmente para un fin determinado que al ser humano le interesa. Buscamos que
los comportamientos sean más o menos exactos y que el animal pueda servirnos
para algún tipo de “uso” que puede ser desde la competición o mera práctica de
cualquier tipo de disciplina deportiva hasta una labor de terapia o el
pastoreo.
La
disciplina en la que más se solapa educación y adiestramiento es la obediencia,
ya que un nivel básico de obediencia es útil para casi cualquier propietario.
No obstante, estas conductas se pueden adquirir sin seguir un programa o una
técnica determinada de adiestramiento, como sabe cualquier propietario con
perros bien educados y que nunca han conocido a un adiestrador profesional. Aunque
posiblemente se podría considerar lo que hacen los propietarios como un tipo de
adiestramiento no formal.
Sin entrar
en este debate, la conclusión sería que la educación es imprescindible para la
convivencia feliz de perros y personas pero el adiestramiento sólo lo será en
ocasiones. En la pestaña Filosofía de este blog queda reflejada esta idea que
es la que intentamos llevar a cabo con nuestro trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario