jueves, 22 de octubre de 2015

¿Innato o aprendido?

Hoy me gustaría hablar de un tema de etología básica.

Es un tema recurrente cuando se habla de comportamiento animal. Se trata de la diferencia entre una conducta instintiva o innata y otra  aprendida.

Se entiende por instinto un comportamiento que el animal trae fijado de nacimiento y que no tiene que aprender. Por tanto, tradicionalmente se ha considerado que el instinto se opone al  aprendizaje o al razonamiento. No obstante, esto supone que todo lo que no sea aprendido es innato. Convirtiendo a este en un concepto demasiado amplio. Para demostrar que un comportamiento era innato. En la década de los 20, cuando la etología aun no había nacido como ciencia formal se realizaron numerosos experimentos de cría de animales en condiciones de aislamiento. Incluso en los años 80 existen algunos artículos que estudiaron los efectos del aislamiento social tras el nacimiento de perros. El problema de este tipo de experimentos (dejando implicaciones morales a un lado) es que demostraron que el propio aislamiento modificaba la conducta, razón por la cual no se podía conocer cual era el comportamiento de un animal que no había aprendido nada.

Lo que sí, se descubrió en las primeras etapas de la etología como ciencia fue que los comportamientos más simples se desencadenaban al exponerse a estímulos concretos y que un conjunto de comportamientos se relacionaban causalmente en el tiempo. Por ejemplo, el desarrollo de un patito junto a su madre va a influir en sus preferencias sociales pero también sexuales en un futuro.

¿Y todo esto a donde nos lleva?

Pues a un concepto muy sencillo, deberíamos desechar del vocabulario científico los términos innato y aprendido ya que todo comportamiento tiene tanto unas raíces en el desarrollo de la especie y sus capacidades como en la del individuo, sus experiencias y estímulos a los que ha sido expuesto. La mayoría de comportamientos, por tanto, estarán modelados a partir de una capacidad innata del animal pero que habrá desarrollado o no debido a la experiencia y por tanto al aprendizaje que haya tenido en su vida.

Para hacer este tema de reflexión un poco más ameno voy a compartir un ejemplo muy sencillo que yo puedo ver muy a menudo en mi perro, se trata del comportamiento de “enterrar tesoros”. Parece que tiene una motivación interna hacia este comportamiento (innata), pero por alguna razón nunca logró aprender la secuencia de comportamientos necesarios para llevarlo a cabo por completo. ¿Un posible déficit en el aprendizaje en etapas juveniles? ¿Una falta de capacidades innatas?. No podemos saberlo, lo cierto es que me parece un buen ejemplo de cómo ambos conceptos acostumbran a ir de la mano.
Les dejo el video.




jueves, 8 de octubre de 2015

7 curiosidades sobre el mundo sensitivo del perro



      1.     Lamer y roer produce  placer a tu perro.
Estos comportamientos producen liberación de endorfina en el cerebro de los perros, favoreciendo la relajación y el bienestar de un modo similar a cuando nosotros comemos chocolate.


                                       Foto: Hugo Cortegoso Lorenzo
    2.     Son sensibles y se encuentran molestos por sonidos que nosotros no          detectamos

Los perros son capaces de detectar sonidos que van entre las frecuencias de 20 a 65.000 Hz mientras que nosotros solo podemos llegar hasta los 20.000 Hz. Esto es así porque su oído se desarrolló para captar y reconocer a que distancia se encuentra la presa. Por esta razón puede que escuchen sonidos de muy alta frecuencia que nosotros no detectamos.  Además también son capaces de detectar sonidos de mucha menor intensidad que nosotros, razón por la cual a veces nos parece que reaccionan sin sentido o exageradamente.


Foto: Mundoperros

   3.   El cachorro tarda alrededor de 21 días en comenzar a tener operativos los              sentidos.
Durante este tiempo su actividad cerebral es casi nula y solo tienen sensaciones táctiles y  térmicas, se está produciendo una importante maduración cerebral para la que es vital los cuidados que puede ofrecer la madre.


         4. Caminar y olfatear les ayuda, fisiológicamente, a mantenerse  felices.

Estos comportamientos estimulan la producción de serotonina. Este neurotransmisor ayuda a controlar  la agresividad y la ansiedad.


 5.  Su visión está basada en la combinación del azul y el verde

Esto se debe a que tienen dos tipos de conos, que son las células encargadas de reaccionar en función del color de la luz que llega al ojo . En el perro estas son de tipo azul y verde (vista dicrómica), mientras que el ser humano los tiene también de color rojo (vista tricrómica). Así que nosotros podemos ver más variedad de colores que los perros, aunque es falso que los perros vean en blanco y negro.
       

                                         Foto: Taringa.es

        6.     Los perros olfatean “en estéreo” y  “por capas”

Es conocido el hecho de que los perros tienen un asombroso sentido del olfato con unas 300 millones de terminaciones sensitivas frente a nuestras 5 millones. Pero es difícil imaginar lo que esto implica. Detectan la dirección del olor gracias a que olfatean de manera independiente por cada fosa nasal “en estéreo” pero además son capaces de diferenciar cada tipo dentro de una mezcla de olores. Donde nosotros olemos, por ejemplo, basura ellos diferencian cada una de las cosas que se han tirado y su estado de descomposición. Todo esto no solo es gracias a su gran sensibilidad sino también al procesamiento nervioso asociado con una gran área dedicada a ello en el cerebro, un enorme bulbo olfatorio.



       7.     Pueden detectar e interpretar las hormonas que flotan en el aire

Esta capacidad se debe al órgano vomeronasal, que se encuentra en la parte anterior del paladar y detecta sustancias químicas menos volátiles que el resto de olores. Este asombroso órgano les proporciona a los perros información a cerca del estado emocional y fisiológico de cualquier animal. Así pueden reconocer posibles parejas, pero también distinguir si una persona o animal es hostil o está relajada o incluso si una persona está embarazada o enferma.


                                      Foto: Institutoperro.com