viernes, 27 de febrero de 2015

¡Hola! Soy un perro y tengo vida


Qué título más tonto para un primer articulo ¿no?. Es obvio que el perro está vivo. Desde luego que respira, come, hace sus necesidades y duerme. Pero ¿Tiene “una vida”?. ¿Tiene sus intereses, amistades, cosas que le gusta y no le gusta hacer…?


Para mi la respuesta es que sí. Es verdad que para bien o para mal los perros son terriblemente dependientes del humano que le haya tocado. No obstante, son seres autónomos. Tienen sus propias motivaciones, provocadas por su ambiente interno, como puede ser el hambre, la sed, la necesidad de reproducirse o de hacer ejercicio. También por los estímulos  del ambiente que le rodea (su medio ambiente, nuestra casa, el parque, la loncha de jamón que sale de la nevera) y  por supuesto también de sus experiencias previas.

Para mi lo más bonito de tener un perro, que además has criado desde cachorro, es ver como crece y se convierte en un ser vivo totalmente diferente al que llegó y totalmente dueño de sí mismo. Como sueña, duerme patas arriba, suspira, se cansa del alboroto y decide irse a la cama. A veces se levanta, te mira y se da media vuelta para buscar su intimidad en “tú” cuarto.

Todos los animales (perros, gatos, pájaros, personas…) tenemos nuestras apetencias y si les das a elegir sabemos que preferimos. Bueno, normalmente…

Si tu perro no tiene intereses, ni amistades o no sabes lo que le gusta o no. Deberías plantearte que clase de vida le estás proporcionando.  

Con esto no quiero decir que haya que darles total libertad o concederles todos los caprichos. Igual que pasa con un niño, que quiere quedarse a jugar pero también tiene sueño, si el perro tiene demasiadas opciones puede acabar confundido y tener una “perreta”. ¿Vendrá de ahí la palabra? sobretodo, si al perro (o al niño) no se le han marcado unos límites o disciplina. A veces, habrá que poner los brazos en jarra y señalando a la cama decir “A dormir. Y no hay más que hablar”.