Qué título más tonto para un primer
articulo ¿no?. Es obvio que el perro está vivo. Desde luego que respira, come,
hace sus necesidades y duerme. Pero ¿Tiene “una vida”?. ¿Tiene sus intereses,
amistades, cosas que le gusta y no le gusta hacer…?
Para mi la respuesta es que sí. Es
verdad que para bien o para mal los perros son terriblemente dependientes del
humano que le haya tocado. No obstante, son seres autónomos. Tienen sus propias
motivaciones, provocadas por su ambiente interno, como puede ser el hambre, la
sed, la necesidad de reproducirse o de hacer ejercicio. También por los
estímulos del ambiente que le rodea (su
medio ambiente, nuestra casa, el parque, la loncha de jamón que sale de la
nevera) y por supuesto también de sus
experiencias previas.
Para mi lo más bonito de tener un
perro, que además has criado desde cachorro, es ver como crece y se convierte en
un ser vivo totalmente diferente al que llegó y totalmente dueño de sí mismo.
Como sueña, duerme patas arriba, suspira, se cansa del alboroto y decide irse a
la cama. A veces se levanta, te mira y se da media vuelta para buscar su
intimidad en “tú” cuarto.
Todos los animales (perros, gatos,
pájaros, personas…) tenemos nuestras apetencias y si les das a elegir sabemos
que preferimos. Bueno, normalmente…
Si tu perro no tiene intereses, ni
amistades o no sabes lo que le gusta o no. Deberías plantearte que clase de
vida le estás proporcionando.
Con esto no quiero decir que haya que
darles total libertad o concederles todos los caprichos. Igual que pasa con un
niño, que quiere quedarse a jugar pero también tiene sueño, si el perro tiene
demasiadas opciones puede acabar confundido y tener una “perreta”. ¿Vendrá de
ahí la palabra? sobretodo, si al perro (o al niño) no se le han marcado unos
límites o disciplina. A veces, habrá que poner los brazos en jarra y señalando
a la cama decir “A dormir. Y no hay más que hablar”.
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