lunes, 9 de enero de 2017

El autocontrol y la calma

Los perros, al igual que los humanos tienen cierta tendencia a la impulsividad que es variable entre individuos. Esto es, la tendencia a pasar de la percepción de un estímulo a la acción sin mediar control voluntario de la conducta. Cuanto más intenso sea el estímulo desencadenante más sencillo es que se produzca una conducta impulsiva, sin control. Los animales más impulsivos controlan un menor rango e intensidad de estímulos. Por ejemplo los perros reactivos son perros que reaccionan exageradamente a estímulos que para la mayoría de individuos resultan manejables, como por ejemplo, escuchar un ruido repentino o cruzarse con otro perro. Esta reacción se debe a una emoción y no tiene control cognitivo.

En la otra cara de la moneda, un perro puede manejar sus emociones para resistirse por ejemplo a un jugoso filete que está desprendiendo un olor delicioso sobre la mesa. ¿A qué se debe esto?.

Pues es precisamente a esto a lo que llamamos autocontrol. El autocontrol permite a un perro mantener la calma ante un mayor rango de situaciones de la vida diaria y le otorga el don de la "tolerancia a la frustración" algo que los humanos también pasamos toda la vida trabajando.

¿Cómo se obtiene este autocontrol?

El autocontrol se obtiene cuando el perro aprende que hay cosas que no puede hacer. Es decir, tiene que adquirir la experiencia de que cuando se deja llevar de sus emociones no obtiene ninguna recompensa. Por ejemplo, intento coger lo que está en la mesa pero alguien está allí para impedírmelo o tiro de la correa para ir más rápido pero en lugar de eso nos paramos. Así, después de más o menos intentos, el perro se da cuenta de que debe modificar su conducta, es decir, se accede al nivel cognitivo. Es en este momento cuando debemos enseñarle una conducta alternativa aceptable. No se trata de decirle al perro de antemano lo que debe hacer o de impedirle intentarlo sino, al contrario de que descubra que su conducta es inútil y se vea obligado a pensar antes de actuar. Esta es la base de una correcta educación y la razón por la que esta es beneficiosa tanto para el perro, (que aprende a estar calmado) como para el humano.

En el caso de que el perro tenga un problema de reactividad o impulsividad es especialmente necesario que el estímulo que se ofrezca sea de intensidad baja y manejable por el perro, e ir subiendo e incluso ir cambiando el tipo de estimulo a otros que le resulten más complicados de manera gradual. De lo contrario al perro le resultará imposible superar el nivel emocional. Muchas veces es recomendable entrenar activamente el autocontrol para que estos "circuitos" que permiten salir del bucle emoción-reacción se fortalezcan y sea más sencillo ponerlo en práctica durante la vida real. Durante los entrenamientos en autocontrol, se ofrecen estímulos al perro cada vez de mayor intensidad y se le enseña que no puede reaccionar a ellos hasta que no recibe una orden de liberación, por ejemplo "ok".

En este video se puede ver uno de los ejercicios de autocontrol en el que el perro aprende a mantener la conducta de calma con un marcador positivo (muy bien o buen chico) y a diferenciarlo de la señal de liberación "ok" cuando ya puede coger el premio.



Por último le dejamos este otro video, de como podemos practicar el autocontrol en la vida diaria.