jueves, 13 de agosto de 2015

Por qué nos entienden tan bien los perros

Los perros han demostrado, tanto en su vida diaria con nosotros como en el laboratorio que son unos superdotados sociales. Son capaces de interpretar nuestra conducta y de decidir como actuar en función de las consecuencias.

Por ejemplo, son capaces de saber donde hay comida escondida de entre varias posibilidades con las pistas que le de una persona. Esta pista puede ser que mire la opción correcta, la apunte con la mano o incluso otro tipo de pista a la que el perro se enfrenta por primera vez como poner una marca en el lugar correcto. También modifican su conducta en función de si la persona puede verlos o no. Por ejemplo coger comida que tienen prohibida. Se dan cuenta de que la persona puede o no verlos en situaciones complejas como por ejemplo cuando la persona está separada por una pared en la que hay una ventana.
Todas estas habilidades son similares a las de las personas, comparables a lo que podría hacer un niño pequeño pero en cambio no están en las posibilidades de simios como el chimpancé. ¿Qué sentido tiene esto? ¿Acaso nos parecemos más al perro que al chimpancé?
Pues en realidad, el chimpancé es capaz de superar al perro en muchas otras tareas que no tienen un fundamento social. En cambio si la habilidad depende de las habilidades sociales los perros se imponen a nuestros primos.

Foto extraída del artículo "Human-like social skills in dogs"

Parece ser que estas super-habilidades sociales las ha adquirido el perro durante su proceso de domesticación. Los perros nacieron a partir de los lobos que fueron capaces de no temer a los humanos y mostrar una menor agresividad. Ligados a estos caracteres aparecen muchos otros que dieron lugar al perro domestico. Estas habilidades para comprendernos podrían haber sido una de ellas.

Brian Hare y Michael Tomasello sugieren en su articulo “Human-like social skills in dogs?”  que es este temperamento, propenso a la tolerancia es el que permite desarrollar las habilidades cognitivas sociales. Así pues en los humanos se pudieron haber desarrollado estas habilidades seleccionándolas de un modo similar a como ocurrió en  los perros. Los más propensos a colaborar y a evitar la agresividad tuvimos más éxito.

¿Qué puede suponer esto? Además de que los perros podrían ser una fuente fascinante de información sobre la evolución del comportamiento social. Nos hace comprender mejor hasta que punto somos dos especies afines y como de estrecha puede ser la relación humano-perro. Por último, quizás deberíamos utilizar estos conocimientos para la comunicación con el perro. Sabiendo que tienen estas habilidades ¿por qué no ayudarnos de ellas para enseñar nuevas cosas a nuestros perros?.  Desde este punto de vista el aprendizaje para el perro, puede tener un importante componente emocional. Nuevas tendencias en adiestramiento ahondan en estas habilidades sociales como el adiestramiento congnitivo-emocional o el “do as I do” basado en el aprendizaje social por imitación. Sin entrar en estas técnicas concretas, podemos limitarnos a tener en cuenta la importancia de generar un buen vínculo con nuestro perro y recordar que fomentar los buenos estados anímicos y utilizar el refuerzo emocional puede ser más útil de lo que creemos.



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