Este concepto está bastante extendido en los centros
zoológicos. Allí los animales no solo
son entrenados para realizar shows si no también con el fin de que en caso de
necesidad y para las revisiones veterinarias sea posible su manipulación con la
máxima seguridad para el personal y el
mínimo estrés para los animales.
¿Por qué no hacemos nosotros lo mismo con nuestros animales?
En gran medida no es necesario que sea un entrenamiento
formal. Si no más bien un conjunto de medidas que pueden hacer que el animal
esté acostumbrado a la manipulación. De este modo disminuiremos el estrés y nos
ahorraremos muchos problemas cuando nos vemos en la necesidad de ir al veterinario y en caso de accidente o enfermedad.
Si tienes un cachorro es muy importante acostumbrarlo a la
manipulación. Mientras juegas con él, siempre en momentos de relax, acostumbra
a tocarle en todas las partes del cuerpo, en especial las orejas, patas, entre
las almohadillas, el vientre e incluso órganos sexuales. Intercala estas manipulaciones con otras
caricias o dale un juguete o algo rico de comer mientras le tocas. Si empiezas
cuando es un cachorro será muy sencillo. También es útil cogerlo en brazos y
ponerlos sobre una mesa de vez en cuando.
Puedes cubrir antes la mesa para que no la identifique como una
superficie más a la que está permitido subir.
Los perros grandes pueden pasar mucho tiempo sin que nadie los coja o
levante en brazos así que cuando les ocurre en el veterinario, con el estrés
que suele conllevar ese entorno extraño y lleno de olores de otros perros que también
están estresados se convierte en una experiencia desagradable, a veces, aterradora que quieren evitar a toda costa.
En cambio si el perro está acostumbrado a que le levanten y suban a la
mesa a menudo, por ejemplo para peinarlo (si es que esto le gusta), para
acariciarlo y darle premios, en el veterinario al menos no tendrá miedo a la
manipulación. Igual te ocurrirá con las gotas en los ojos y las orejas o cortar las
uñas. Todo será muy sencillo si tu perro está acostumbrado a la manipulación.
Además de hacer esto,
si tu perro ha recibido entrenamiento o estás pensando en entrenarlo es
muy útil que hagan el sentado y el echado sobre la mesa y una vez dominen esto
añadir el “hacerse el muerto” o como yo digo “de ladito”. Es posible que luego
en el veterinario no lo quiera hacer pero, inténtalo. Siempre será una
situación menos difícil para ambos y después de varias visitas cada vez le
resultará más sencillo, porque las visitas serán menos traumáticas. Ya sabrá
que se espera de él. En este sentido y para lograr que el veterinario no sea para tu
perro “la cueva del mal”. También es muy útil que lo visites a menudo, sólo de
visita. Entras, le das un premio y te vas. Quizás puedes aprovechar y
pesarlo. Si tienes confianza con el
veterinario pídele que le entre en la consulta o al menos le acaricie y le de
una golosina. ¿Sabías que hay perros que tiran de la correa para entrar en el
veterinario?
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