Educar es un concepto interesante. Significa enseñar, pero no enseñar cualquier cosa. No significa enseñar a tu perro a sentarse, echarse y dar la patita. Más que enseñar, lo que hacemos es formar y formar implica un cambio, una remodelación. Este cambio se producirá en tu perro y probablemente también en ti. Pero... ¿Para que formamos? Para conseguir que en este caso tu perro desarrolle sus capacidades de modo que se adapte mejor a la sociedad a la que pertenece. Es decir, a la de tu familia. Por tanto, no nos vale con que el perro sepa obedecer una orden, el perro debe aprender a actuar en diferentes situaciones, a gestionar sus impulsos y emociones además de buscar tu guía si es necesario.
Decir que educamos a un perro (o a un niño) es por tanto algo bastante ambicioso, pero es la única manera de que realmente la convivencia sea feliz. La educación canina es algo que se construye con la relación entre humano y perro, pero tener las claves para hacerle entender a tu perro que es lo mejor para todos y saber realmente que es lo que puedes o debes pedirle a tu perro puede marcar la diferencia.
Por eso este verano he propuesto este curso en el que voy a explicar las claves que todo propietario debería comprender para poder educar a su perro. Si estás interesado, visita la pestaña de formación.
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